la importancia de la imagen

te ofrecen en el trabajo hacerte una foto en condiciones para ponerla en tus perfiles profesionales, y allá que vas, que siempre estarás mejor que tus intentos de selfie, en los que sales tirando a influencer haciéndose una foto de vuelta de una party en un fotomatón.

te quitas los brillos con un pañuelo que ofrecen amablemente para que te retoques (siendo mediodía de un martes de julio, se hubiera agradecido más una bayeta, pero aceptamos barco), y te lanzas a posar según te indican: un poco ladeada, con el cuerpo hacia delante, como si te tirasen de la nariz con un hilo, barbilla hacia arriba y cabeza pelín inclinada. perfecto, lo tengo, la explicación es muy clara y afortunadamente sigo a Modelos con Ciática desde hace tiempo, así que lo cojo a la primera.

terminas tu momento de #porqueyolovalgo frente a las cámaras, habiendo sentido en tus propias carnes lo dura que es la vida de la modelo, y sales al pasillo como con un halo alrededor, pelín venida arriba, no se puede evitar.

y según giras la esquina hacia el ascensor, te cruzas con un colega de profesión, desconocido para ti, que va diciendo: «voy a repetir las fotos, para que me saquen más guapo».

y entonces bajas de la nube, que no eres Goku, y te planteas la importancia de la imagen.

lo primero que pensé no puedo escribirlo, porque seguro que google me lo censura, pero iba en la línea de «este tío es tonto» (#sttstt).

pero, lo seguí pensando, y cambié de opinión. bien es cierto que en nuestro trabajo no vivimos de nuestra imagen, así que en las fotos bastaría con salir bien, no guapo.

pero también es cierto que las primeras impresiones cuentan mucho, lo queramos o no. vemos a alguien que nos gusta, y estamos predispuestos a escucharle con interés, porque creemos que lo que nos diga también nos gustará. funcionamos así.

Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión.
Oscar Wilde

al volver a casa, tenía en mi email las fotos que me habían hecho, y vi varias que me gustaban, y algunas que no tanto. entonces, pensé que, si todas mis fotos hubieran estado en ese «no tanto», yo también hubiera vuelto a hacérmelas de nuevo sin dudarlo.

conclusiones:

nada como ponerse en los zapatos del otro para ver dónde aprietan.
la importancia de la imagen es real, y merece la pena tenerse en cuenta
demasiado bien he salido. orgullosa de no haberme caído de la banqueta.
hay unos editores online que corrigen arruguitas de maravilla. Por si lee esto mi colega desconocido, que a mí no me hace falta, no hay más que ver cómo ha quedado mi foto

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