no quiero que te hagas abuelita

«me cuido por verme bien cuando me miro en el espejo, y por salud». esto es lo que argumentas automáticamente cuando te preguntan por qué te cuidas, o por qué te gusta estar bien.

luego está el otro motivo, que no digo sea el primero, pero que también pugna por medalla: que los demás piensen lo bien que estás cuando te ven. y esto es así, nos pongamos como queramos, que lo que opinen los demás, no está de más.

pero hay un motivo adicional que igual no te habías planteado para empezar a cuidarte. yo he reparado en él hoy, y ha sido cuando mi hija me ha visto una cana, que ya es suerte que haya dado con una de las dos que tengo, verdad, porque canas yo, si acaso, al aire.

le ha cambiado la carita al verla y me ha dicho: «mamá, tienes un pelo blanco… ¡pero yo no quiero que te hagas abuelita!» y me ha abrazado muy fuerte, y me miraba y me volvía a abrazar. y al minuto, me ha dicho «bueno, es que no quiero que papá y tú os muráis»

he sorteado el momento como he podido con un «hija, ni yo tampoco, pero tranquila que para eso falta muuucho, muuucho tiempo», acompañado de un temblor de piernas en el que, afortunadamente, ella no ha reparado.

y desde ahí, he estado dándole vueltas al tema. quiero cuidarme porque mi hija me vea bien. pero no solo guapa, sino capaz de cuidarle como se merece.

porque uno no puede cuidar a los demás sino se cuida primero, pero para todo hay que tener una motivación en la vida, o varias si es posible.

así que, ahora que está tan en boca de todos el autocuidado, añado un motivo más a mi lista. y adelanta por la derecha, quedándose en segunda posición. espejo, salud, hija, demás. así queda la cosa.

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