frases que temes oír y que cuando llegan, duelen
«mamá, ya no hace falta que me lleves de la mano por la calle, ya soy mayor»
que es ley de vida, sí. que lo contrario sería el problema, sí. pero ayyyy, qué punzadita en el alma oírlo, ¿ya me lo está diciendo? ¿ya?
conviértete en turista de tu vida y conoce a tus hijos
para entrar en el mundo de los niños, tienes que pasar a ser un turista en tu propia casa: hay que entrar por un momento en un mundo sin prisas, sin tareas domésticas, sin trabajo ni teléfono móvil, sin preocupaciones
Rafael Román (Montessofias)
esta reflexión me ha parecido muy acertada, me ha encantado esta forma de describir cómo ven el mundo los niños.
estoy de acuerdo, de vez en cuando hay que entrar en su mundo para re-descubrir nuestro mundo.
de elogios y esfuerzos
hay niños que se rinden fácilmente: «esto no se me da bien», «no soy capaz». y tardan nada en pedirte ayuda, o mayormente en pedirte que se lo hagas tú.
y otros que son más de «esto lo saco yo por mis…» . y allá van, «yo solito», hasta que su temeridad o tu paciencia los detienen.
y esto parece ser que tiene mucho que ver con la manera en que les animas a hacer las cosas. aunque supongo que la genética también tandrá algo que ver, y que uno nace predispuesto a tirar o a delegar, en mayor o menor medida.
así que, si eres de los que elogias las habilidades del niño, será de los que antes pase palabra cuando le vengan mal dadas. mientras que si lo que valoras es lo que se esfuerza cuando consigue las cosas (o inlcuso cuando no), será de los que lo siga intentando.
es maravilloso saber cómo funciona el cerebro, y conocer cómo todo lo que hacemos está al final conectado y afecta a más cosas de las que parecería a priori. ¡pero caray, qué presión al mismo tiempo!
de orden, rutinas y estrés
sabemos que las rutinas te permiten conocer de antemano lo que vendrá después, por lo que dan esa seguridad que tanto gusta a los niños.
y también sabemos que el orden físico genera orden mental, y que no hay nada más tranquilizador y más útil que tener la cabeza en paz, porque con eso la vida se ve de otro color.
entonces, ¿por qué cuesta tanto poner #todoenorden y seguir las rutinas, por mucho que uno mismo se las haga a medida?
lo malo es cuando el no alcanzar estos dos objetivos que te darán la paz es lo que te quita realmente la paz.
en fin, que seguimos en el camino, pero que hay días que Ricky Martin suena demasiado alto en mi cabeza… «un pasito pá trás…»
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