mascarillas. cucu… ¡trás!

#mascarilla #tranquilitamente

cucu…

dos años escondidos detrás de las mascarillas.

primero, nos debatimos entre hacerlas caseras, dejando volar la imaginación hasta extermos a veces insospechados, o pagar a precio de oro cualquier cosa que supusiera no tener que protegernos con nuestros propios inventos.

después, nos hicimos expertos en quirúrgicas, higiénicas, filtros y terminologías varias. distinguíamos a la legua la legalidad de una mascarilla.

más tarde, dijimos aquello de: «si no puedes con el enemigo, únete», y las incoporamos a nuestros outifts. ya no valía llevar una mascarilla «estándar básica», había que llevarla perfectamente combinada con el modelito de turno. cualquier estampado valía. «enmascarada, pero de Prada».

pero, como en todo, al final la novedad cansa, y volvimos a los clásicos, a la mascarilla de la farmacia o de Mercadona. menos es más.

hasta que empezamos a estar ya verdaderamente cansados de ella. pero no tanto de llevarla, que también, si no de la normativa del cuándo, porque empezaba a parecer que covid es aniquilado por la ingesta: si camino por un bar o me siento en el cine a ver una peli, mascarilla sí. pero ya si como o bebo algo, me la puedo quitar, que no me va a pasar nada. digamos que empezó a echarse de más la mascarilla, porque se echaba mucho de menos la coherencia.

¡trás!

y llegó el día. primero se podían quitar en exteriores. y finalmente, en interiores también. quedan algunas excepciones, sí, pero parecen razonables y con tendencia a extinguirse.

¿y ahora qué pasa? pues varias cosas.

una. no reconocemos a la mitad de la gente con la que nos relacionamos, porque dos años da para conocer muchas caras nuevas, y lo hemos hecho a media hasta. así que ahora vamos saludando un poco a bulto, mirándonos todos con curiosidad como cuando entrabas en las primeras discotecas… escaneando, pero que no se note…

dos. igual que nos estamos llevando alegrías, reconozcamos que el chasco está en el aire. ¿o no has visto a nadie y has pensado que estaba mejor con la mascarilla puesta?

tres. se nos acabó el escondite perfecto. olvídate de sentirte libre a la hora de poner muecas o ruborizarte, siento decirte que ya te vemos.

cuatro. cuando te ves en el ascensor, recuerdas porqué siempre solías salir de casa con tu poquito de pintalabios e incluso un brochazo rápido.

cinco. notas cómo algunos te miran mal. gente que no sabes si fuman o no se han vacunado o comen alimentos sin mirar las etiquetas, ahí a lo loco, ves que te juzgan por la mala vida que has decidido empezar a llevar. por supuuesto es por esto por lo que te miran mal, nada que ver con el punto cuatro.

pero vamos, por lo demás, todo bien.

¡sígueme y no te pierdas nada!

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s