mujer y madre, o madre y mujer
a menudo, me debato sobre si me considero y siento más mujer y madre, o más madre y mujer. porque tanto monta, pero no monta tanto. ¿qué tiene más peso en mi vida?.
desde que fui madre, y sin poder ni querer evitarlo, me considero más madre que mujer. aunque a veces una parte de mi, y sobre todo, mucha gente fuera, me haga dudar de si eso es lo correcto.
el argumento suele ser que vivo mi vida a través de la suya, pero no lo siento así. para mi su vida es parte intrínseca de la mía inevitablemente, y no puedo vivirla de otra forma.
si mañana la cosa cambia, pues no lo sé.
entender el llanto de un nazareno
cuántas veces había visto en las noticias a señores como castillos llorando desconsolados porque la lluvia ese año no les permitía salir en procesión. Y nunca lo entendía, me parecía una exageración.
pero nada como que te toque vivirlo para haber llorado con ellos.
zona de confort, ¿mudanza o reforma?
esta semana santa he tratado de salir de mi zona de confort. Y el que me haya visto por un agujerito dirá: «¡pero si no te has movido del sofá!». Y no le faltará razón, porque la penitencia aquí somos más de hacerla sentados que otra cosa… pero no nos distraigamos.
el caso es que he dedicado tiempo a aprender algunas cosas que ya he incorporado a mi día a día.
entonces, ¿he salido de mi zona de confort? pues inicialmente, parece que sí, porque he hecho algún cambio. pero finalmente, ¿dónde me hallo? pues me temo que estoy de vuelta en mi zona de confort, solo que con el nuevo hábito adquirido integrado.
¿salimos, pues, realmente, de nuestra zona de confort, llegando a abandonarla como si de una mudanza se tratase? ¿o más bien nos desplazamos un tiempo para adquirir novedades que nos permitan hacer una reforma de nuestra zona de confort, en mayor o menor medida?
siempre hay excepciones, pero eso de abandonar la zona de confort, como el que abandona el país, me da que, al final, nunca es la práctica habitual.
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